
El paro nacional, que comenzó con la marcha convocada por estudiantes, grupos indígenas y centrales obreras el 21 de noviembre, ha probado ser más longevo y diverso de lo que el gobierno o cualquier analista pronosticaron. Es paradójico que, aunque el país está creciendo a una tasa muy superior a sus pares regionales, haya tanta desazón social frente a las desigualdades que no permiten al ciudadano común participar en esa prosperidad.
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