En las próximas semanas y meses, Colombia tomará decisiones cruciales en materia de inversión tecnológica en telecomunicaciones, salud, transporte, energías limpias, seguridad e infraestructura. Estas decisiones no serán únicamente de un carácter técnico, sino que también tendrán consecuencias geopolíticas y estratégicas. La inversión china en el sector tecnológico presenta tanto oportunidades como desafíos. Las ventajas de calidad y precio de las tecnologías de China no pueden impedir una reflexión, necesaria y urgente, sobre los riesgos potenciales en privacidad y seguridad que generan.
Es poco probable que el Gobierno actual de Colombia desarrolle en los próximos tres años una estrategia sofisticada hacia China que sobrepase una relación transaccional que le permita al Gobierno perseguir sus objetivos de política doméstica. Aunque los dos países hayan recientemente elevado sus relaciones diplomáticas y ahora se consideran «socios estratégicos», esto todavía no supone un cambio fundamental.
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